Los vuelos transoceánicos pueden convertirse en un singular infierno si no estás acostumbrado o si, especialmente, pasas por alto estos siguientes consejos para afrontar un vuelo largo.
Elige tu asiento
Saber en qué posición nos sentaremos desde Madrid hasta Hong Kong es sumamente importante cuando se trata de pasar varias horas a bordo de un vuelo largo. Por ese motivo, reservar tu asiento con antelación a través de la web de tu aerolínea será el primer paso a la hora de decidir cómo quieres viajar. Y si reservas asientos en las zonas de emergencia o pasillo, mucho mejor para tus piernas.
No tomes alcohol
Aunque a nadie le disgusta un vaso (o dos) de vino mientras vuela, el alcohol es uno de los grandes enemigos del conocido jet-lag. El motivo no es otro que la presencia de aire carente de humedad cuando viajamos a tantos metros de altura. Este fenómeno provoca pérdida de agua en nuestro cuerpo y, por lo tanto, nos deshidratamos más fácilmente. Si además se trata de una bebida alcohólica con gas como el champán, aún peor.
Equipaje ligero
La distribución de aquellos objetos que vamos a utilizar desde nuestro asiento y esos otros que merecen quedarse en el equipaje de mano puede resultar muy útil cuando se trata de evitar nervios y movimientos imprevistos por turbulencias. Hazte con ese cuaderno, libro o botella de agua desde el minuto cero a fin de que puedas tener a mano todos los pasatiempos con los que disfrutarás durante el vuelo.
Recurre a la cultura
La mayoría de las aerolíneas incluyen grandes bibliotecas multimedia mediante las que poder jugar a una partida de Tetris, escuchar música relajante o disfrutar de películas y series de estreno. Si no, siempre puedes recurrir a la lectura para desconectar por completo, existiendo numerosos libros, entre ellos El Principito, cuya escasa extensión te permite disfrutar de la literatura en lo que dura un vuelo de ida.
Yoga y movimiento
Si se trata de un vuelo largo y los paseos al baño no son suficientes para hacer circular la sangre, existen numerosos vídeos y audios con meditaciones auto guiadas o clases de yoga aplicadas a cabeza, cuello u hombros para practicar a bordo. La mejor forma de ejercitar el cuerpo y llegar más activo al destino. Otra opción es dedicarte a dar paseos por el interior de la cabina.
Entabla conversación
Muchas veces conocemos a las personas más increíbles en los lugares más insospechados, y uno de ellos puede ser el interior de un avión. Todos nosotros partimos desde una misma ubicación en la que resulta fácil iniciar una conversación, compartir impresiones sobre un destino o incluso intercambiar los teléfonos para tomar una cerveza una vez hayáis aterrizado. O, incluso, ¿quién dice que no puedas encontrar un amor inflight?
No hagas nada
Viajar en avión supone, curiosamente, una de esas pocas situaciones en la vida en la que podemos permitirnos no hacer nada. Y aunque estemos acostumbrados al estrés, los atascos y los horarios, relajarse durante dos, tres u ocho horas de vuelo puede convertirse en un pequeño gran descubrimiento para nosotros.
¿Qué consejos aplicarás tú cuando se trazar de afrontar un vuelo largo hacia un nuevo destino?